El pasado fin de semana —sábado para ser específico—, el alcalde de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, fue a hacer una de sus acostumbradas “chambitas”, es decir, llevó su Jornada Comunitaria, al Fraccionamiento Villas El Parador, lo cual es plausible, sin embargo —nunca falta un pelo en la sopa— el problema fue que al final de cuentas salió con sus “chambonadas”, con sus “chanderas”, pues junto con su gente dejó los montones de hierba y escombro a la orilla de la calle y hasta el momento no ha acudido ninguna brigada a recogerlos.
Por un lado, lo entiendo, porque ¿a dónde van a llevar esa basura”, pero por el otro me pregunto: ¿entonces pa’ qué se alquila y lleva su mentada jornada comunitaria?
El trabajo se hace y bien o mejor no se hace, dijeran mis padres.
El problema es que, de acuerdo a lo que me he dado cuenta, esa es la tónica que han seguido desde que inició su administración mi amigo MAL, pues a lo largo de la lateral del bulevar “Vicente Guerrero hay montones de tierra, hierba y escombro que sus brigadas recogen de los camellones.
Pero bueno, si puras “chanderas” ha hecho mi amigo MAL desde que inició su gestión como alcalde de Chilpanbaches, pues que podemos esperar.
Por cierto, hoy, en el evento de entrega de escrituras que el gobernador Héctor Astudillo Flores presidió en el Fraccionamiento Jardines de Zinnia, MAL se llenó la boca al expresar “mi aliado, mi amigo, el señor gobernador”.
Pa’ esos aliados, ¡pa’ qué quiere enemigos el señor gobernador Héctor Astudillo Flores!
A propósito, en Iguala, Esteban Albarrán Mendoza ya dejó en paz a Iguala… ¿y en Chilpancingo cuándo?