El vitalicio líder cetemista que casi encarnaba a Porfirio Díaz en la imitación de estar en el poder, don Fidel Velázquez Sánchez, solía decir cuando comenzaban los primeros chispazos de la posible pérdida presidencial de su partido: que ‘Al PRI solo le puede ganar otro PRI, y no la oposición’.
Y así fue en el dos mil quien realmente sacó de los Pinos al PRI fueron los mismos priistas, no así el PAN en la forma como aparentemente se vio, por supuesto que el arribo de salinas al poder en la sucesión presidencial de Miguel de la Madrid, comenzó la ruptura de ese famoso grupo compacto.
Los candidatos fueron en ese entonces Alfredo del Mazo González y el propio don Jesús Silva-Herzog, Cuauhtémoc Cárdenas un poco más alejado, pero con recomendación de su señora madre ante el presidente de la Madrid quién nunca le dio esperanza.
Después vino la crisis del magnicidio de Luís Donaldo Colosio Murrieta, que prácticamente abrió el socavón de lo que sería la derrota anunciada, así también el levantamiento zapatista, para dar paso después a la crisis económica del noventa y cuatro, donde el gabinete de Salinas echaba la culpa al gabinete económico de Zedillo con el entonces Miguel Ángel Gurria, en Hacienda quien hoy es secretario general de la (OCDE).
Ya entrando el año dos mil prácticamente para algunos priistas el ex presidente Zedillo entrega el poder a los panistas, por supuesto ayudado a lo que don Fidel Velázquez diría a ese otro PRI dolido por tanto enfrentamiento interno.
En este dos mil dieciséis después de haber retornado al poder presidencial el PRI, no todo ha ocurrido como la nomenclatura priista lo había previsto, las circunstancias se dispararon diferentes, la campaña feroz de los adversarios del presidente en torno a sus reformas estructurales lo han exhibido en demasía, aparte de no contar con una buena estrategia de comunicación, tanto a la presidencia como a la de su propio partido.
Luego entonces, existe una clara lucha para definir el próximo candidato a la presidencia de la república, donde en la pasada elección de julio de 12 gubernaturas de ganaron cinco.
Lo que la disputa para imponer al próximo candidato presidencial se complicó, especialmente para los que casi estuvieron a punto de imponerle el candidato presidencial a Peña Nieto, los de ese otro PRI.
A hoy que se los sacude momentáneamente el PRI de Peña Nieto, para poner al nuevo dirigente nacional del PRI, comienza la otra batalla, el de demostrar que Enrique Ochoa Reza no va a servir para dar buenos resultados al partido y que Peña se equivocó, esa será la tarea del otro PRI, y parece que la campaña ya ha comenzado en algunos medios.
No obstante, la diferencia que hace de Enrique Ochoa con la de Colosio, donde hay varias similitudes sobre todo en la nobleza, es que Ochoa posee más astucia, eficacia y chispazos de ligera perversidad, eso quizás lo salve, aunado al apoyo de su amigo Luís Videgaray.
Finalmente, la conclusión sería: si en el dos mil dieciocho el PRI pierde, independientemente de los fenómenos de corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, inseguridad, subidas y bajadas de la gasolina, la luz para el sector empresarial, quien realmente le puede ganar será el otro PRI, aliado con la competencia.