Este miércoles —28 de septiembre— el señor presidente municipal de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, acude al Congreso del Estado, presuntamente a petición de él mismo, para explicar el problema de la basura que ahoga a la capital del estado y el conflicto que por el nuevo relleno sanitario y la puesta en marcha de la “celda emergente” en la comunidad de Matlalapa sostiene con el Ayuntamiento de Tixtla.
Espero que en esta ocasión “su ilustrísima”, don Marco Antonio Leyva, diga la verdad a los legisladores locales que lo atiendan respecto a este por demás penoso asunto.
En particular espero que ante ellos reconozca que la puesta en marcha de la celda emergente de lo que sería el relleno sanitario intermunicipal se atoró y llegó hasta estos niveles “por su culpa, por su culpa, por su grande culpa”.
Hace un par de días, el ex presidente municipal de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, en entrevista que concedió a un periódico vespertino de esta capital del estado informó que la adquisición del predio de 65 hectáreas frente a la comunidad de Matlalapa, municipio de Tixtla cumplió con todos los requisitos, con el aval del Cabildo tixtleco, pero además con la testificación del propio gobernador en ese entonces, Ángel Aguirre Rivero, y las dependencias del ramo —Semarnat, Profepa, Semaren y Propeg—. “Lo dejé todo en regla”, dijo el ex alcalde.
Sobre este asunto, don Marco Antonio Leyva Mena no se ha cansado de decir que el tema del relleno sanitario en Matlalapa fue politizado por el alcalde perredista de Tixtla, Hosseín Nabor. Es cierto.
Sin embargo, don Marco Antonio Leyva dice verdades a medias. Es cierto, Hosseín Nabor sí politizó este caso. Lo que no dice es por qué.
En este sentido, todavía le doy el beneficio de la duda. Espero que a los señores diputados sí les diga la verdad. Confío en que a ellos sí les dirá que el alcalde tixtleco adoptó esa actitud después de que lo “plantó” hasta en tres ocasiones, pero además que también dejó “plantado” en una ocasión más al presidente municipal de Eduardo Neri, Pablo Higuera Fuentes, a quien después de que Hosseín ni siquiera le contestaba las llamadas le pidió su intervención, en su calidad de coordinador de los alcaldes perredistas.
Este precisamente fue el acabose: Marco Antonio Leyva le fue a “pedir chichi” a Pablo Higuera y aun así lo dejó plantado. La respuesta del edil zumpangueño ante el desplante de su homólogo chilpancingueño fue: “tú necesitas más de mí que yo de ti”. El resultado está a la vista de todos.
Además, en las pocas reuniones que se llevaron a cabo para tratar lo concerniente al relleno sanitario de Matlalapa, hubo quienes le decían a don Marco Antonio Leyva que ya firmara el convenio con Tixtla, pero su contestación siempre fue “ni se te ocurra proponerlo”. Su intención siempre fue manejar a su conveniencia el citado convenio y ningunear al Ayuntamiento de Tixtla.
Por lo anterior, espero que don Marco Antonio Leyva sea honesto y le diga todo esto a los señores diputados locales que lo atiendan hoy en el Congreso del Estado.
Negra…con puntillo.
Por cierto, ayer me comentaba un “pajarito” que el horno ya está a los 90 grados requeridos para cocinar el “pavo” y que es cuestión de días para que lo metan y salga crujiente, crujiente.}
Otra negra…con puntillo.
El último apodo que le endilgaron a don Marco Antonio Leyva sus malquerientes, además de “El Chambitas”, “El MAL de Chilpancingo” y “El Pavo”, es “El Olanda”, y no precisamente porque sea de aquel país del viejo continente, sino porque “o la anda” zurrando aquí, “o la anda” zurrando por acá, “o la anda” zurrando por allá.