¡Jálalo que es pargo!… Cuidados extremos

No hay que olvidar que el turismo es la principal actividad económica y es prácticamente imposible prescindir de los ingresos que generan.

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Por Jacko Badillo

El anuncio de que la Ciudad de México y el Estado de México cayeron a semáforo epidemiológico rojo ante el recrudecimiento de contagios por la pandemia de Covid-19 encendió, a su vez, los focos rojos en Guerrero y particularmente Acapulco.

Para nadie es un secreto que esos lugares son de los principales proveedores de turistas hacia nuestro destino de playa por excelencia, y que ante el inicio de la temporada vacacional decembrina nuestros amigos de CDMX y Edomex se van a dejar venir con todo, lo que conlleva el riesgo de que muchos infectados, aún sin saberlo, traigan el virus hacia acá.

No han faltado las voces que, en tono alarmante o catastrofista, incluso han planteado que se les cierren las puertas, que no se les permita entrar, a fin de evitar un contagio masivo, lo cual si bien es entendible por la gravedad del problema que estamos enfrentando, llevarlo a la práctica sería algo descabellado.

Por ello es de reconocer las decisiones que han tomado las autoridades locales, de intensificar las medidas sanitarias y las acciones para inhibir el incumplimiento de las mismas, haciendo incluso más rígidas las sanciones a negocios o establecimientos, y promoviendo a la vez mayor responsabilidad y cuidados extremos entre residentes y foráneos.

No hay que olvidar que el turismo es la principal actividad económica y es prácticamente imposible prescindir de los ingresos que genera la afluencia de visitantes, sobre todo en temporadas como la decembrina, que es de las más concurridas.

El reto, sin duda, es llegar a enero con menos contagios y en consecuencia menos muertes por el virus, y ello sólo se va a lograr si todos ponemos de nuestra parte. ¿Lo lograremos?

Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!