Chilapa, Gro. 12 de Mayo del 2016. – La primera actividad del grupo de familiares de desaparecidos de esta franja de la entidad fue acudir al poblado de Ahuihuiyuco, donde se enacuentran las casas deshabitadas de una familia marcada por la tragedia, los Carreto González.
Ello después de un taller impartido por funcionarios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a familiares de desaparecidos, previo a una búsqueda ciudadana de víctimas ante la ausencia de justicia a un año de que un grupo armado vinculado a la banda de Los Ardillos instaló un sitio en Chilapa por cinco días y se llevó por la fuerza a 16 jóvenes frente a la actitud complaciente de soldados y policías federales y estatales.
Los familiares de las víctimas que conformaron el colectivo Siempre Vivos fueron resguardados por policías estatales, federales y soldados, la única forma posible para transitar en esta convulsionada zona de la Montaña baja de la entidad controlada por la delincuencia.
Cerca de las 17:30, el convoy partió de Chilapa rumbo a Ahuihuiyuco, lugar ubicado a una hora de la cabecera sobre un camino agreste rodeado de cerros salpicados de caseríos dispersos, donde la marginación y pobreza es la constante.
En el lugar se respira un ambiente tenso, la mirada de los pobladores es de asombro al ver que los activistas resguardados por autoridades recorren tres viviendas abandonadas y saqueadas propiedad de los Carreto González, una familia que fue expulsada a sangre y fuego de este poblado controlado anteriormente por Los Rojos y ahora dominada por Los Ardillos.
El pasado 22 de diciembre, Bernardo Carreto González, padre de tres jóvenes desaparecidos durante la irrupción del brazo armado de Los Ardillos, fue interceptado por un grupo armado y ejecutado en las inmediaciones del poblado de Tepozcuautla.
Carreto se dirigía a bordo de una camioneta a su casa, ubicada en la comunidad vecina de Ahuihuiyuco, en compañía de su esposa y dos de sus nueras.
Enseguida, al menos cuatro sujetos armados interceptaron la unidad sobre el camino de terracería, bajaron a Bernardo Carreto y lo acribillaron frente a su familia.
La víctima es hermano de Silvestre Carreto, exdirector de Seguridad Pública durante la administración del exalcalde priista Francisco García González, Silvestre Carreto, quien actualmente se encuentra preso en una cárcel federal por presuntos nexos con el narco.
Bernardo Carreto se deslindó públicamente de los señalamientos contra su hermano, quien es acusado de colaborar con la banda de Los Rojos, pero la tragedia marcó a esta familia y hasta la fecha han sido blanco de varios atentados.
Hace un año Bernardo Carreto denunció ante la PGR que el grupo criminal de Los Ardillos, dirigido por la familia del exdiputado local perredista Bernardo Ortega Jiménez, se llevó por la fuerza a sus tres hijos: Miguel, Juan y Víctor Carreto Cuevas en un retén instalado en la cabecera municipal de Chilapa y hasta la fecha no aparecen.
Del 9 al 14 de mayo, habitantes de Chilapa denunciaron que el brazo armado de Los Ardillos desapareció a unas 16 personas durante una cacería que desató en contra de Zenén Nava Sánchez El Chaparro, ubicado por las autoridades como líder de una pandilla al servicio del grupo delictivo de Los Rojos.
Familiares de víctimas que se han organizado para denunciar los presuntos nexos de Bernardo Ortega con el narco han registrado, de 2014 a 2015, cerca de 61 casos de desaparición de personas y al menos 200 homicidios en este municipio indígena.
Actualmente no queda nadie de la familia Carreto González en Ahuihuiyuco, la esposa de Bernardo Carreto, así como dos de sus hijos y cuatro nueras huyeron del lugar tras la embestida de sicarios al servicio de Los Ardillos.
En este poblado, los Carreto sólo dejaron propiedades arrasadas por la rapiña y una historia de terror, muerte y desplazamiento de personas.
En su mayoría se trata de casas precarias que contrastan con el diseño y los establos del inmueble del exsecretario de Seguridad Pública de Chilapa actualmente preso por sus presuntos nexos con el narco y que marcó el destino de esta familia devastada por la narcoviolencia.
*Información tomada de Proceso