Por Jacko Badillo
La vacuna conseguida por el Gobierno de México en un intento para atacar la pandemia frenando los contagios del Covid-19, debe verse, sí, como una pequeña luz al final del túnel, más no como una solución definitiva a este grave problema que enfrenta hoy nuestro país.
No hay que olvidar que el compuesto aún se encuentra en etapa experimental, pues existen todavía algunas dudas en torno a su efectividad; sin embargo, es indudable que abre una esperanza ante las miles de víctimas mortales que ha dejado y sigue dejando el virus, sobre todo en los adultos y demás población vulnerable.
Es decir, no podemos ni debemos echar las campanas al vuelo pensando que como ya se comenzó a vacunar a algunos sectores la pandemia va a desaparecer como por arte de magia; no, por el contrario, en mi modesta opinión creo que ahora más que nunca debemos de ser empáticos con el esfuerzo que hacen nuestras autoridades y actuar con mayor responsabilidad.
Tener en cuenta, sobre todo, que la vacuna no mata el virus, solamente protege a la persona vacunada aunque no se sabe aún a ciencia cierta por cuánto tiempo, y que si no acatamos las medidas sanitarias como se ha venido recomendando, el coronavirus se va a seguir propagando, con el riesgo de que la situación se vuelva un cuento de nunca acabar.
Por ello la necesidad de insistir en que no bajemos la guardia, que evitemos lo más que se pueda acudir a evento masivos, usar el cubrebocas correctamente, guardar la sana distancia, lavarse las manos adecuada y frecuentemente y utilizar gel antibacterial, y si está en nuestras posibilidades, mantenernos mejor resguardados en casa, que es lo más recomendable.
El gobierno está haciendo su parte, nosotros como buenos ciudadanos, personas responsables, podemos y debemos hacer lo que nos corresponde en esta lucha contra el mal; sólo así lo vamos a lograr.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!