Por Baltasar Hernández Gómez.
Ciertamente Acapulco no está al borde del caos por el movimiento telúrico trepidatorio ocurrido hace dos días, pero si requiere de apoyos para que miles de acapulqueños resuelvan la problemática que enfrentan por casas dañadas, empleos inconclusos y cierre parcial de instituciones y negocios.
No sólo hay necesidad del apoyo externo, sino principalmente uno que provenga de la misma localidad, dando y recibiendo solidaridad material y moral para zanjar los inconvenientes emocionales y físicos que dejó el sismo.
Mientras que los acapulqueños mostraron su solidaridad toda la noche y madrugada (7 y 8 de septiembre), preparando alimentos, prestando sillas y sábanas para los que querían dormir en la calle; el gobierno municipal estuvo atrapado, pues vive resolviendo de rebote los problemas que la incapacidad de la Presidenta Adela Román Ocampo propició.
El Presidente López Obrador, la Jefa de Gobierno de CdMx, Claudia Sheinbaum, el Gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo y los del Estado de México e Hidalgo inmediatamente salieron a cuadro mediático para brindar información y detallar los apoyos que iban a darse.
Adela Román Ocampo, la autoridad en el lugar del sismo no decía nada, sino hasta la madrugada salió a hacer un recorrido por la avenida Costera, tal y como ya lo habían realizado decenas de compañeros periodistas. Como gobierna a un cuarto de presión, pues está más interesada en saber cómo responder las múltiples acusaciones de la ciudadanía, medios de comunicación, partidos políticos, empresarios y prestadores de servicios ante la carencia de servicios públicos y falta de pagos no supo cómo actuar ni qué hacer.
Está angustiada por no encontrar la llave que abra el portón de la efectividad gubernativa, entre tanto Acapulco es agobiado por marchas, paros de oficinas, bloqueos y mítines. Más aún cuando se insiste por varios medios, que no pudo detener las acusaciones formales que hay en su contra y desconoce como evitar las auditorías que vienen.
Ante el sismo Adela Román Ocampo está haciendo visitas a los sitios más afectados, repartiendo “preocupación” y algunas bagatelas de ayuda, sonriendo a propietarios de casas habitación, comerciantes y turisteros, pero hasta ahí.
Su gobierno anunció que quedó instalada una aplicación digital para reportar incidentes y pedir auxilios, que es buena medida de contingencia para los miles de acapulqueños que tienen acceso a la tecnología del tercer milenio, pero que desafortunadamente para otros tantos no está a su alcance.
Afortunadamente Acapulco no está en ruinas, pero sí necesita de la voluntad compartida de gobernantes y ciudadanos, sin embargo, por la inacción y omisión de Adela Román, los esfuerzos se disipan.
Ojalá y alguien la haga reconvenir que es necesario que por lo menos se despida de manera decente y deje de preocuparse por su destino personal y mejor se aboque a servir en los 20 días que le faltan de ser la administradora local y dejar un Acapulco de pie. Es casi una misión imposible porque se caracterizó por no oír ni resolver.
Ojalá pueda hacer algo antes de que se vaya a la magistratura en el Tribunal Superior de Justicia Estatal y a los juzgados a dirimir las supuestas demandas formales que están en proceso más las que tendrá que resolver por los resultados que arrojen las auditorías.
Gracias a la solidaridad en las casas y calles. Gracias a los acapulqueños que demostraron espíritu compartido, que es el verdadero baluarte que hay que cultivar y potenciar para tener un municipio digno.