A 4 AÑOS DE CAMINO

Con el triunfo electoral del Proyecto de Nación del pueblo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, inician los cambios institucionales a gran escala que cimentarán las bases para una nación con bienestar y justicia social.

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Diputada Citlali Calixto Jiménez

Hace cuatro años ocurrió un suceso histórico: emprendimos un camino hacia la Cuarta Transformación de la vida pública y política de nuestro país. Como señalé en mi artículo anterior, con el triunfo electoral del Proyecto de Nación del pueblo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, inician los cambios institucionales a gran escala que cimentarán las bases para una nación con bienestar y justicia social.

Así, resulta valioso hacer una pausa para analizar los impactos del gobierno del pueblo en las problemáticas que por años nos han aquejado. Uno de los aspectos más importantes, que ya adelantaba en mi publicación pesada, es el tema de la seguridad.

De ninguna manera me atrevería a decir que hoy ya no existe un problema importante de inseguridad, pues las cifras siguen siendo alarmantes y motivo de ocupación de todos los niveles de gobierno. No obstante, por primera vez en años estamos observando resultados de una disminución importante de incidencia delictiva. Hoy el secuestro se ha reducido en 58.3% con respecto a enero del 2019, mientras que los feminicidios decrecieron un 31.2% con respecto al terrible máximo histórico de agosto del 2021.

Por último, es de resaltar la reducción del 7.8% en homicidios dolosos, siendo mayo el mes con menor número de homicidios en los últimos cinco años. De esta manera, estamos viendo los primeros resultados de una política integral que si bien ataca las manifestaciones de la violencia a través de elementos y estrategias de seguridad, también ataca las causas y la raíz del problema a través de políticas públicas orientadas a la educación y a la construcción de paz. De seguir este camino, auguro una transformación cultural que desencadenará menor impunidad y mayor seguridad.

Por otro lado, es importante señalar que los cambios no han ocurrido únicamente en la política interna, sino también en la exterior. Con frecuencia la oposición partidista ha argumentado que la 4T descuida las instituciones fundamentales para ser un país desarrollado según las experiencias internacionales. No obstante, y como dice el economista Dani Rodrik, no todo lo que le funciona a un país, le funcionará necesariamente a otro. En ese sentido, el gobierno de Andrés Manuel ha sido particularmente analítico del escenario internacional, manteniendo siempre la postura de que los países desarrollados y los organismos financieros internacionales no deben atentar contra la soberanía de las naciones.

Así, la Cuarta Transformación ha tomado una postura inédita en su relación con los organismos internacionales. Prueba de ello es que con el brote de la pandemia por COVID-19, el Presidente descartó solicitar préstamos al Fondo Monetario Internacional pese a la fuerte presión política internacional. En una de sus conferencias señalaba:

Ya no va a haber como sucedió con el Fobaproa, de que llega una crisis y no sólo se protege, sino se les permite saquear a los de arriba y nos pasan la cuenta a todos los mexicanos, se convierten las deudas privadas en deuda pública. ¿Saben cuál fue la excusa? Que si rescataban a las empresas de arriba esto iba a llevar a la reactivación económica y fue un gran saqueo. Entonces, esas recetas ya no. Reducción al pago de impuestos no; al contrario, lo que estamos buscando es que paguen impuestos los que no pagaban y siguen todavía sin pagar, y creen que la van a librar porque tienen y no pagan, porque quedaron mal acostumbrados.

Y es que los préstamos de esta naturaleza suelen ir acompañados de acciones institucionales que los gobiernos deben adoptar, que, si bien pudieran funcionar en Estados Unidos y en parte de Europa, no así para el caso mexicano. Después de todo, en México no contamos aún con instituciones económicas y políticas inclusivas suficientemente consolidadas, ni con una cultura adaptada a ello, por lo que su implementación no tiene el mismo efecto. En ese sentido, es evidente que la postura de la Cuarta Transformación viene a incomodar al sistema internacional, algo sin duda, ya necesario y que ha dado resultados. Prueba de ello es que, a dos años del inicio de la pandemia, se han administrado más de 209 millones de vacunas contra el COVID-19 a las y los mexicanos, convirtiéndonos en el décimo país del mundo en número de dosis administradas.

De tal manera, es claro que, a cuatro años de un auténtico gobierno de izquierda, el cambio de régimen se percibe en múltiples dimensiones. El Proyecto de Nación continúa consolidándose con la inauguración de obras de alto impacto como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles o la Refinería de Dos Bocas. La revolución de las conciencias se sigue manifestando con una ciudadanía cada vez más participativa, a través de mecanismos como la revocación de mandato o la consulta popular que permiten al pueblo tomar las riendas de las decisiones que nos competen como nación; así como con un Presidente con altos e históricos niveles de aceptación (69% según Morning Consultant). Y las transformaciones de fondo continuarán a paso lento, pero firme. Como bien ha señalado nuestro Presidente: “los procesos a veces son lentos pero importantes. Al lograrse el impacto, quedan arraigados cambios de mentalidad y cuando eso sucede, cambia todo” .

Sólo a través del trabajo coordinado con los distintos niveles de gobierno, con los distintos sectores de la sociedad y con el sistema internacional, garantizaremos la continuidad de esta nueva etapa histórica en nuestro país. De ahí el compromiso que asumimos quienes tenemos un cargo de elección popular bajo la firme convicción de consolidar el Proyecto de Nación. A cuatro años de camino, todas y todos somos corresponsables del futuro de nuestro país. El Presidente ha trazado una ruta hacia el bienestar. Nos toca acompañar con empatía, inteligencia y responsabilidad.

A cuatro años de camino, la Cuarta Transformación se siente.