Por Baltasar Hernández Gómez.
El 21 de septiembre de 1773 nació Matea Bolívar, hija y nieta de esclavizados africanos en la propiedad Juan de Bolívar y Ponte, uno de los hombres más ricos y poderosos de las colonias del imperio español en América, padre de Simón Bolívar.
Al igual que el resto de las personas esclavizadas, Matea llevó el apellido de su amo y al nacer Simón Bolívar, la madre de éste padeció tuberculosis, razón por la que Matea, con 10 años de edad, se tuvo que hacer responsable de cuidar al recién nacido.
Tras la muerte de sus padres, Simón Bolívar llamaba en muchas ocasiones «Mamá Matea» a la mujer esclavizada que lo crió y mantuvo una relación estrecha con ella a lo largo de su vida.
Después de que Simón Bolívar le otorgara la libertad en 1821, a los 48 años. Matea decidió vivir con María Antonia, hermana del Libertador. Fue una mujer longeva, pues vivió hasta los 113 años.
La independencia de Venezuela y una serie de ideas libertadoras tuvieron su gestación en el trato íntimo de Simón Bolívar y Matea. Habría entonces que extender un reconocimiento a ella y admitir, recuperando microhistorias todavía no reveladas, por razones etnocéntricas, que este tipo de experiencias tuvieron un impacto importante en la visión de Simón Bolívar y de otros muchos hombres y mujeres que nos legaron una visión social y política incluyente.