Por Baltasar Hernández Gómez ۞
(Análisis, comentarios, reflexiones, trascendidos y filtraciones sobre la política y los políticos de México, estado de Guerrero, Acapulco y más allá)
Jueves 26 de agosto de 2021.
1.- El Presidente Andrés Manuel López Obrador se retirará definitivamente de la política en 2024
2.- La corrupción del gobierno de Adela Román Ocampo queda al descubierto por el Contralor de Acapulco.
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1.- El Presidente Andrés Manuel López Obrador se retirará definitivamente de la política en 2024.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido desde el inicio de su mandato que si la sociedad quiere que él continúe al frente del gobierno de México así será porque el pueblo es, además de sabio, muy agradecido y sabe apreciar las gestiones que se realizan para transformar lo malo en bueno.
El primer mandatario no se cansa de repetir que su prioridad es servir a la gente más pobre y que cumplirá su palabra. Confiado en su popularidad aun cuando ha pasado del 80% al 58% (de acuerdo a las cifras resultantes de la consulta Mitofsky publicada en julio del presente año), afirma que en 2024 se retirará definitivamente de la política.
Sin embargo, los colmillos del “pejelagarto” parecen de tiburón, pues sus afirmaciones tienen elementos imperceptibles a primera vista que contienen interpretaciones multidireccionales, que siempre son a su favor. La promesa de que dejará definitivamente la política en 2024 es en realidad un dúo: La primera promesa fue que la consulta para saber si la ciudadanía desea que permanezca o salga de la presidencia sería aplicada en 2021, sin embargo ésta se realizará hasta 2022 sin importarle que la hacienda pública tenga que erogar 5 mil millones de pesos, que es la cifra requerida por el Instituto Nacional Electoral (INE).
La trampa que esconde la auscultación es que si la sociedad expresara su negativa a que López Obrador continuara como Presidente, no podría hacerse efectiva, en virtud de que la ley estableció el cumplimiento de tal norma constitucional hasta el próximo mandato sexenal.
La segunda promesa que es su despedida definitiva de la política en 2024 es, por utilizar un término, veleidosa, pues no indica que va a retirarse “de la vida política”, sino nada más “de la política”, lo cual abre oportunidad para perpetuarse tras bambalinas.
Para López Obrador el concepto de política utilizado en el juramento está circunscrito al ejercicio del poder, es decir, la política en funciones. Y esto que escribo no es una derivación semiótica del enunciado, sino prospección al observar que el Presidente insiste hasta el cansancio que una de sus misiones es “transformar” las vías constitucionales y metaconstitucionales del sistema político. Por lo mismo, los mexicanos podríamos a presenciar lo siguiente:
A.- En unos meses más el Poder Legislativo va a recibir la iniciativa de reforma político-electoral para que se reestructure el marco legal vigente, a fin de crear en los hechos otro INE y, de paso, cambiar las plataformas constitutivas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
B.- El descarte de los funcionarios que él mismo enlistó como pre-pre-candidatos a sucederlo en 2024. Este paulatino recorte de nombres no va a ser terso, pues hemos visto a lo largo de tres años que cuando López Obrador no está a gusto con alguien o con algo se va directo a la yugular.
La crítica a los mecanismos autoritarios del presidencialismo del pasado neoliberal -como él pregona- no es cierta, toda vez que al hacer público sus predilecciones -a 2 años y medio de que empiecen los tiempos formales para que los partidos designen candidatos presidenciables- sólo está afianzando los ritos del tapadismo, dedazo y culto a la personalidad.
Como muestra está el Subsecretario Hugo López Gatell que fue regañado en una junta de gabinete ampliado porque supuestamente su visión sobre el Covid 9 no cuadra con la realidad. Así también el legislador Ricardo Monreal Ávila que ha sido desplazado como operador político en el Congreso por orden directa del Presidente.
En este sentido, López Obrador prevé que el trastoque del cronograma institucional podrá otorgarle posibilidad de encontrar a la mujer u hombre que lo suceda, que esté plenamente identificado con su proyecto y sin objetar nada. Esto, por donde quiera verse, es pretensión para extenderse como factótum de la clase política, ya sea a un lado o atrás de la silla presidencial resguardada en palacio nacional como máximo símbolo de autoridad en México.
Mientras tanto, seguiremos recibiendo cientos de discursos, aspavientos, sarcasmos, acusaciones, defensas y actos gubernamentales donde se perciben tufos autoritarios creados por un Presidente, que si bien afirma postulados y perspectivas todas las semanas, a la otra se desdice, así nomás porque sí. Acomodémonos en los asientos dela primera fila en la Arena México.
2.- La corrupción del gobierno de Adela Román Ocampo queda al descubierto por el Contralor de Acapulco.
Lo que para la Presidenta actual de Acapulco, Adela Román Ocampo, iba a ser un anuncio positivo se salió de control. El despido del Contralor Francisco Torres Valdez a punta de fusiles de alto poder que portaban una treintena de policías municipales está haciendo explotar las cañerías de la corrupción.
El ahora ex-Contralor no salió mudo ni manco, pues inmediatamente empuño el machete porque lo corrieron sin haber sido notificado de la resolución de Cabildo donde quedó asentada su salida de la estructura orgánica del Ayuntamiento.
Adela Román pensó que las cosas no llegarían a más y que el Contralor se iría a descansar, pero no fue así. Después de que se le impidió el acceso al edificio donde está la Contraloría municipal, Torres Valdez reunió a la prensa local y nacional para afirmar categóricamente que el despido fue producto por tener evidencias documentales sobre graves irregularidades administrativas-financieras en diversas áreas del Ayuntamiento y que la Presidenta de extracción “morenista” no hizo nada al respecto aun cuando él la notificó personalmente en más de una ocasión, explicándole las desviaciones millonarias de recursos.
El ex-Contralor puntualizó que su despido es un complot orquestado por Ernesto Manzano Rodríguez, Secretario de Gobierno y Víctor Román Román, sobrino y operador de todos los negocios corruptos de la Presidenta, que es el verdadero mandamás; además de que también participó Edmundo García, Secretario Particular de la Presidencia y la gran mayoría de ediles de la comuna porteña.
El monto del desfalco a las arcas municipales asciende a más de 570 millones de pesos, ya que se descubrieron manejos turbios en contratación de servicios de distribución de agua potable (camiones pipa) a las colonias populares de Acapulco; desvíos de recursos, adquisición de equipamiento y pagos compensatorios en el organismo operador de agua potable, nóminas extraordinarias con más de 300 aviadores en diferentes dependencias que abultan la nómina central del Ayuntamiento al grado que el 63% del presupuesto anual es para pagar salarios de los trabajadores.
Señaló que hay desfalcos de la donación que hizo PEMEX por 2.7 millones de pesos en combustible, que nunca fue destinado para las unidades vehiculares oficiales, sino para gasolineras privadas, lo que generaba cobros de facturas ficticias. Acusó al asesor adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública, Jondalar Castillo Ledezma, por tener una nómina de elementos de las policías de Protección y Turística “fantasmas” que cobran un millón de pesos quincenales.
Destacó que los regidores tienen empleados sin trabajar en nómina, como por ejemplo el regidor priísta Luis Miguel Terrazas quien cobra por 45 “aviadores” a su cargo y lo mismo sucede con el síndico Javier Solorio Almazán y la edil Ricarda Robles Urioste, entre otros. Asimismo, aseguró que los regidores cobran mensualmente 140 mil pesos por gastos de representación y esto contradice las políticas públicas de austeridad prevalecientes a nivel nacional.
Si esto es cierto estamos frente a un capítulo de infamia, podredumbre y perversidad, pues quienes juramentaron servir se sirven, traicionando a cientos de miles de acapulqueños al sustraer ilícitamente millones de pesos mes a mes durante el trienio gubernamental.
Un buen número de funcionarios y regidores envueltos en el manto ideológico de “no robar, no traicionar ni mentir” cavaron grutas de escape de cantidades exorbitantes de recursos con la complacencia de la Presidenta Adela Román Ocampo, que sólo alcanza a declarar que el despido del Contralor se debió a que no compareció ante el Cabildo por supuestas acusaciones de prepotencia contra empleados sindicalizados.
Qué desgracia y que desgraciados lo que presuntamente realizaron servidores públicos y cuerpo edilicio, ya que las acusaciones no las hace un hijo de vecino o adivinadora con bola de cristal, sino la persona que estuvo por más de 2 años como Contralor del municipio más importante del estado de Guerrero. Es una catástrofe de dimensiones épicas que no puede dejarse pasar de largo, ya que no fue una acción de corrupción aislada, sino una serie de actos infames de las que los presuntos implicados se vanagloriaban, amenazando a los que no participaron en sus movidas por contar con el apoyo, o por lo menos, la omisión de Adela Román Ocampo.
Basta ir abajo de las oficinas de la Presidencia, justo al lado de la Dirección de Comunicación Social en el palacio municipal ubicado en el cerro del parque Papagayo, para ver media docena de oficinas construidas por la actual administración que albergan 2 áreas oficiales (Coordinación de Asesores y Proyectos Especiales) y otras subrepticias como la del sobrino incómodo Víctor Román Román, hijo de la que era la Presidenta del DIF y quien es el que según mueve los hilos de corrupción de su tía abuela la alcaldesa.
Hay que seguir de cerca las declaraciones y pruebas que vaya a presentar el ex-Contralor. Ojalá y no ocurra nada qué lamentar en los próximos días, pues las acusaciones no son por 10 pesos, sino de muchísimo dinero.
Qué problema mayúsculo tiene la Presidenta electa Abelina López Rodríguez, la Auditoría Superior del Estado y las instancias federales, pero sobre todo el Presidente de la República para investigar a fondo y actuar en consecuencia, toda vez que lo que salió a la luz pública va en detrimento de la sociedad acapulqueña, guerrerense y de todo el país.
Quien tenga ojos que vea. Quien tenga oídos que oiga. Quien no, pues no.
۞ Politólogo, comunicador, escritor y catedrático-investigador.